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Foto del escritorColegio Dentistas IB

EL ESTRÉS ES EL MAYOR DESENCADENANTE DEL BRUXISMO

Esta semana, el periódico sanitario Salut i Força, con la colaboración del Dr. Pablo Díaz-Romeral, tesorero del Colegio Oficial de Dentistas de Baleares, CODB, y especialista en bruxismo, publica un reportaje sobre esta patología que afecta a un número considerable de personas en Baleares.


“El bruxismo es como una parafunción, o sea, como una función que no es para lo que están hechos los dientes y la boca y que se pone en marcha en situaciones en la que el paciente, o la persona, no se da cuenta, cuando está desconectado. Lo más habitual es cuando duermes pero también de día, si vas conduciendo, si estás en el ordenador, etcétera,  se ejercen fuerzas más intensas de lo debería”, explica el Dr. Pablo Díaz Romeral. 



Según explica el doctor Díaz-Romeral, el hecho de apretar los dientes con fuerza y con frecuencia aumentadas puede afectar a distintos niveles:


  1. Los dientes cogen movilidad y se pueden llegar a perder 

  2. O, si los dientes están fuertes, sucede que se desgastan hasta tal punto que afecta a la estética, incluso causando dolor cuando se llega al nervio dental. 

  3. Hay casos extremos de bruxismo en los que la boca llega a tener unos dientes extremadamente desgastados y es necesario realizar unos tratamientos complejos de reconstrucción de toda la anatomía de los dientes. 

  4. También puede afectar a la articulación temporomandibular, es decir, al eje de la mandíbula, a la articulación y a la musculatura, que es la responsable de que se aprieten los dientes tanto.


“Claro, si estás apretando los músculos muy fuerte, con mucha intensidad y con mucha frecuencia, al final el músculo temporal acaba tocado y esto provoca dolores en la articulación y bastantes dolores de cabeza en la zona de la sien. Son problemas recurrentes y, además, al apretar, se tensa el cuello y se puede acabar teniendo problemas de cuello y hay que estabilizarlo por detrás”, explica el Dr. Díaz-Romeral.


QUÉ FACTORES DESENCADENAN EL BRUXISMO

Salut i Força, en su información, añade que hay muchos factores que pueden ser desencadenantes del bruxismo, que agraven el bruxismo o que perpetúen el bruxismo, por ejemplo, que mordamos mal y desgastemos el diente que está mordiendo mal. “Pero, hoy en día, lo que se ha visto es que lo que más relación tiene con el bruxismo es el estrés. El estrés, la ansiedad o un disgusto, o lo que sea, nos lleva a que estemos apretando los dientes o que los apretemos con más intensidad. Y, a lo mejor, somos bruxistas, rechinadores habituales, lo hacemos casi sin darnos cuenta y, de repente, una situación de mayor estrés o el fallecimiento de un ser querido o algo gordo hace que estemos apretando más y en ese momento aparece la sintomatología. En fin, el estrés es muy malo para todo y para el bruxismo también, porque o lo desencadena, o lo perpetúa o lo agrava”, concluye el Dr. Pablo Díaz.


TRATAMIENTOS PARA EL BRUXISMO

El tratamiento más básico es el tratamiento mediante férulas oclusales o placas oclusales de descarga y ese es el ese es el principal elemento que los dentistas usan para tratar el bruxismo. “Que no es, en realidad, para tratarlo”, dice el especialista en bruxismo, “es para reducir los problemas que el bruxismo va a causar en nuestra boca y en nuestra cabeza”. 


La férula es un dispositivo de quita y pon, que se coloca entre la arcada de arriba y la de abajo y que hace que, si frotamos los dientes, lo hagamos contra metacrilato que es más blando y que, si se produce un desgaste, este se produce en el metacrilato.  También, cómo aumenta la separación entre los dientes, se aprieta en una posición con la boca un poco más abierta de lo habitual y eso hace que los músculos tengan menos dolor y que se tensen menos y se disminuyen los problemas de los músculos y de la articulación temporomandibular.


El dolor también puede aliviarse con antiinflamatorios para reducir la inflamación  y el dolor en los músculos. El tratamiento que tenemos que hacer para reducir las molestias requiere de la colaboración de un  fisioterapeuta. Él nos puede ayudar, con sus terapias de manipulación muscular, a reducir la tensión en los músculos y los puntos dolorosos. Puede hacerlo mediante masajes o la punción seca.


Si la causa del dolor es que el paciente muerde mal, se puede corregir la mordida con ortodoncia y, en algunos casos, se puede hacer con coronas o con tratamiento de prótesis. Incluso, en ocasiones, solamente retocando algunos puntos en concreto o rehabilitando algún diente que tenga que recuperar su función en cuanto a la masticación. 


Otra posible terapia contra el bruxismo es el uso de la toxina botulínica, que es un paso más adelante para el tratamiento de la patología muscular. “Se inyecta toxina botulínica -Botox- en la masa muscular del masetero y del temporal, que son músculos muy fuertes, muy potentes, para reducir la intensidad de sus fuerzas”, dice el tesorero del CODB. “Como son músculos muy potentes, hay que ir reforzando las inyecciones de Botox cada cuatro a seis meses, aproximadamente, o sea dos o tres sesiones al año”.


Todos los tratamientos van enfocados a reducir las secuelas o los problemas que causa el bruxismo, no a reducirlo, o a frenarlo. “Lo que hacen es intentar minimizar un poco sus efectos. En el tratamiento es importante la colaboración del psicólogo para intentar controlar la ansiedad, incluso plantearse modos de vida diferentes e intentar cambiar hábitos, llevar una forma de vida más saludable que reduzca estos niveles de estrés y ansiedad. Cuando todo esto no funciona y la persona sigue rechinando los dientes, sigue apretando, sigue teniendo dolores, el siguiente paso ya es un enfoque médico mediante fármacos psiquiátricos para reducir los niveles de estrés y ansiedad”, añade el Dr. Díaz Romeral. 


“Lo único que puedes hacer es intentar reducir los efectos que tenga sobre tu cuerpo ese hábito nocivo y calmar la sintomatología del dolor y , en los casos que el paciente ha desgastado muchísimo sus dientes, hay que rehabilitarlos mediante porcelana o tratamientos más complejos y restituir la dentición perdida”, concluye.



Periódico Salut i Força, edición 519

 


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